Povea y los huevos fritos … revueltos (III)

En réplica a la carta emitida por Francisco Acosta, fiestero y guitarrero insigne y gran defensor de la Fiesta de Verdiales, Sebastián Souviron escribe lo siguiente en su columna semanal el día 21 de enero de 1974.

Artículo extraído del diario la Hoja de Lunes de la hemeroteca de la Asociación de la Prensa de Málaga.

09. Artículo 21 enero 1974 - Sebastián Souvirón replica a Francisco Acosta - 1

LA COSTA, FIN DE SEMANA
Por Sebastián Souviron
FILIPICA TERIBLE DE DON FRANCISCO ACOSTA GUZMÁN Y MIA A MR. CLARKSON
     En otro lugar del periódico aparece la carta que, debidamente certificada, dirige un ciudadano llamado don Francisco Guzmán Acosta a nuestro director y a mí. Como la carta es más bien larga, se publica aparte para que yo tenga un poco de sitio para comentarla. Porque esto no es como el «metro» de Madrid, que siempre cabe más.
 

Como ya dije en el anterior capítulo de esta serie, no se llegó a publicar la carta por algún tipo de error y se publicó con fecha 28 de enero de 1974. En esta introducción del artículo advertimos como el Sr. Souviron se equivoca e invierte el orden de los apellidos del Sr. Acosta.

10. Artículo 21 enero 1974 - Sebastián Souvirón replica a Francisco Acosta - 2

En primer lugar voy a desvelar la personalidad de Mr. Robert M. Clarkson, de nacionalidad británica, natural de Strafford-on-Avon, donde a la sombra de unos castaños preciosos, bajo el crucero de la iglesia de Holy Trinity, están los huesos de don Guillermo Shakespeare. Tiene cincuenta años, juega al golf y en los bailes de gala se sigue poniendo frac victoriano y elegantísimo. Gran amante de España, donde vive. Partidario de la devolución de Gibraltar a España. Con esto, el señor Acosta tiene ya la verdadera ficha del señor Clarkson, víctima, según él, del asalto gastronómico que sin previo aviso asestaron días pasados un grupo de verdialeros.

     Naturalmente, le di cuenta inmediata de la carta del Señor Acosta para que supiera el «cante» que le había dado tan entusiasta verdialero. He aquí la respuesta de Mr. Robert M. Clarkson:

«Distinguido señor Souviron: Le agradezco a usted su atención en legítima defensa contra las alegaciones del señor Acosta, a quien desconozco y cuya filiación no me interesa lo más mínimo -al contrario de lo que a él le pasa-, voy a puntualizarle los extremos de sus insólitas acusaciones. Me importa profundamente en mi corazón que el señor Acosta afee lo que le dije a usted. Pero lo mantengo firmemente. En cuanto al medio nivel de huevos que se comieron en mi casa los verdialeros defendidos por el señor Acosta, ha sido imposible controlarlo. Pero mi cocinera asegura que el promedio exacto es de 3,6 por instrumento. Celebro que el defensor de tan simpática fiesta no ridiculice a los andaluces. Opinión que comparto porque me parece una de las cosas más serias a la par que bonitas del mundo. Y usted, señor Souviron, tenga cuidado en no ridiculizar las costumbres andaluzas para llenar su columnita semanal, como con aristotélica filosofía afirma el repetido señor Acosta. Por lo

11. Artículo 21 enero 1974 - Sebastián Souvirón replica a Francisco Acosta - 3

que respecta a las trece horas de trabajo, parece que el defensor, además de filosófico aristotélico, tampoco es un IBM. Los verdialeros llegaron a las dos y media de la tarde. Se comieron lo que se comieron y se bebieron el tintorro -dos mil pesetas a precio de costo, según mi cocinera- y después, a las siete de la tarde, les invité cortésmente a que se reunieran con sus honorables familias que estarían deseando estrecharlos en sus brazos después de tan larga ausencia. Lo que no veo son las trece horas de trabajo. La cita inconcretamente concertada, no constituye un exceso de formalidad y en cuanto a contratar mas verdialeros me reservo el pronóstico. Tampoco pienso contratar gaiteros escoceses. El brillante razonamiento de que por qué unas verdialeros o fabricantes de anillos de goma para los paraguas, con su torpe, denigrante o ambicioso proceder, desacrediten la honesta labor de sus colegas, no debe afectar el buen nombre de la medicina, ni de Escapulario, ni de Galeno, ni de los doctores Ferrán, Marañón y Fleming, cuya gloria está inmarchita. Y en cuanto a su afirmación de que es andaluz «por desgracia», pero que se siente Quijote, sospecho que donde ha nacido de verdad el señor Acosta es en campo de Criptana o en Almuradiel o en el Toboso. Y el lavar la mancha de los verdialeros y tratar a éstos de Dulcinea, encierra dos peligros. Uno, el que éstos se nieguen a entregar sus trajes a la tintorería y otro, que afectados en su más íntimos sentimientos viriles por haberle denominado Dulcinea cojan sus panderos y se vayan al Toboso a raptar doncellas para fastidiar al señor Acosta. Finalmente, del ofrecimiento

                                                                               (Pasa a la página 2)

12. Artículo 21 enero 1974 - Sebastián Souvirón replica a Francisco Acosta - 4de comer más huevos fritos, ni hablar. Me siento ofendido de querer reparar la mancha del tinto derramado por los defendidos del señor Acosta y le enviaré mis padrinos para batirme con él en la próxima semana. El duelo será a huevos fritos entre el señor Acosta y yo. A dos por barba, hasta que uno de los dos reviente. Sólo así mi honor quedará lavado por las insinuaciones del señor Acosta. Suyo atto. Fimado, Robert M. Clarkson.»
 

Seguirá …

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